11 de marzo de 2007: "el tiempo y el desengaño"
El 25 de mayo de 2003 escribí para la ventana de Millás, bajo el epígrafe: “ganar y perder”, el siguiente texto dedicado a mi abuela (D.L.P.)
"Cada vez que iba a visitar a mis abuelos tenía la sensación de que en aquella salita de estar, llena de fotos y recuerdos, el tiempo no transcurría, pese a que llevaba más de veinte años visitándolos. Mi abuelo, con la salud bastante deteriorada, siempre en el sillón de la derecha, se había resignado, pese a su carácter rebelde, a alternar los ratos de lectura con el recuerdo de experiencias vividas que le traíamos a la cabeza todos los que íbamos a verlo. Mi abuela, fuerte como un roble, serena, de amplia sonrisa, siempre a su lado, en el otro sillón de la izquierda, había elegido pasar esos años de su vida leyendo oraciones y haciendo ganchillo sin descanso, convencida de que sólo así podría estar pendiente de cada uno de los gestos de su marido, de cada uno de sus movimientos, mirándolo por encima de las gafas, sin que él se diera cuenta, aparentemente, de que ella lo observaba… Fue así, bajo la mirada atenta de mi abuela, como mi abuelo murió hace tres meses.
Aprovechando que el mes de mayo mi abuela está en casa de mis padres y que ha sido su noventa y cuatro cumpleaños, he ido a verla este fin de semana. Le han comprado un sillón muy parecido al que tiene en su casa. La he visto contenta, con su sonrisa amplia. El sábado estuvo todo el día haciendo ganchillo, sin descanso, dice que quiere hacerle una colcha a mi hermana pequeña; pero durante el tiempo que yo he estado allí, no ha dejado ni un solo instante de mirar a mi padre, su hijo, por encima de las gafas, mientras mi padre leía, mientras se echaba una cabezada en el sillón después de comer… "
La madrugada del 10 al 11 de marzo su organismo dijo que estaba cansado de vivir.
Tú querías a la vida, y la vida también te quiso a ti. Prometo tomarte el relevo. Siempre en mí. Tu nieta.
"Cada vez que iba a visitar a mis abuelos tenía la sensación de que en aquella salita de estar, llena de fotos y recuerdos, el tiempo no transcurría, pese a que llevaba más de veinte años visitándolos. Mi abuelo, con la salud bastante deteriorada, siempre en el sillón de la derecha, se había resignado, pese a su carácter rebelde, a alternar los ratos de lectura con el recuerdo de experiencias vividas que le traíamos a la cabeza todos los que íbamos a verlo. Mi abuela, fuerte como un roble, serena, de amplia sonrisa, siempre a su lado, en el otro sillón de la izquierda, había elegido pasar esos años de su vida leyendo oraciones y haciendo ganchillo sin descanso, convencida de que sólo así podría estar pendiente de cada uno de los gestos de su marido, de cada uno de sus movimientos, mirándolo por encima de las gafas, sin que él se diera cuenta, aparentemente, de que ella lo observaba… Fue así, bajo la mirada atenta de mi abuela, como mi abuelo murió hace tres meses.
Aprovechando que el mes de mayo mi abuela está en casa de mis padres y que ha sido su noventa y cuatro cumpleaños, he ido a verla este fin de semana. Le han comprado un sillón muy parecido al que tiene en su casa. La he visto contenta, con su sonrisa amplia. El sábado estuvo todo el día haciendo ganchillo, sin descanso, dice que quiere hacerle una colcha a mi hermana pequeña; pero durante el tiempo que yo he estado allí, no ha dejado ni un solo instante de mirar a mi padre, su hijo, por encima de las gafas, mientras mi padre leía, mientras se echaba una cabezada en el sillón después de comer… "
La madrugada del 10 al 11 de marzo su organismo dijo que estaba cansado de vivir.
Tú querías a la vida, y la vida también te quiso a ti. Prometo tomarte el relevo. Siempre en mí. Tu nieta.
14 no pudieron callarse:
un beso.
Gracias manuel_h.
Perdonad si no os leo estos días. Iré volviendo poco a poco. Entiendo la naturalidad de esta muerte, y creo que es lo máximo a lo que podemos aspirar todo ser humano, pero la tristeza por la ausencia me resulta inevitable sentirla.
Hay personas con las que sentimos que tenemos deudas que nunca podremos pagar. Solo nos queda quererlas, aunque se hayan ido.
Un besito muy grande.
De mis manos sólo la fragancia del romero...camino, horizonte y silencio...y un beso como una lágrima azulada traido desde el iluminado cielo.
Vivió, sin duda. Y tú lo expresas claramente.
La tristeza es inevitable.
Quede siempre por encima la serenidad de su mirada.
Un fuerte beso.
FElicidades por el cariño y un recuerdo por la ausencia.
Lo siento mucho. Me tienes a tu lado.
Volverá al orden y luego al caos otra vez en el ciclo que inexplicablemente sucede en este universo, aunque quizá nunca como un ser vivo.
Y seguirá viva en tu corazón.
¿Qué complejo es todo esto, no?
Ánimo, compañera.
Sí, a veces la vida es compleja, muy compleja. Por eso yo siempre me propuse simplificarla, es como cuando consigues hacer algo tuyo, todo lo ves más fácil. Pero supongo que es en este punto donde siempre se me escapa...
Gracias a todos
Un beso
Un millón de abrazos y besos.
Gracias ninfa. Besos y abrazos también para ti.
un abrazo, grande, grandote
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