pandemonium invierno Pandemonium: marzo 2007

miércoles, marzo 28, 2007

Algunos días me gustaría ser delfín

Hoy pensaba en los delfines. En eso de que sólo duermen con la mitad del cerebro, porque la otra mitad debe permanecer en vigía para salir del agua a respirar cada cinco minutos. Me cuesta trabajo creer que “duerman” así, pero a lo mejor no es necesario dormirse entero. No sé. Me resulta curioso. Aunque, desde otra perspectiva, y pensándolo bien, siento un poco de envidia. La vida les ha regalado que una parte de ellos siempre esté despierta y que gracias a ello, no se mueran…Algunos días, pocos días, pero días, siento que me duermo, que me duermo entera, que estoy ausente, conscientemente ausente pero sin poder evitarlo, que no soy capaz de movilizar pensamientos que generen entusiasmo y pasión, que no se me ocurre ninguna palabra con poder transformador, que todo se sucede en un continuo donde la alegría se encuentra, sí, pero no viene sola, no nace de lo más profundo y de forma espontánea, y que mi energía vital es mínima. Y eso no me gusta nada. No me conformo. Nunca supe muy bien entretener las esperas, y eso que le he echado horas... Esos algunos días, pocos días, me gustaría ser delfín, o, por lo menos, aprender de ellos que uno debe estar siempre despierto y con los ojos bien abiertos...

lunes, marzo 26, 2007

En estos días de tanta crispación política, a mi juicio innecesaria, inducida, jaleada...no puedo sino tener presente la tan acertada frase de Ortega:

“...Cuando la política se entroniza en la conciencia, y preside toda nuestra vida mental, se convierte en morbo gravísimo. La razón es clara. Mientras tomemos lo útil como útil, nada hay que objetar. Pero si esta preocupación por lo útil llega a constituir el hábito central de nuestra personalidad, cuando se trate de buscar lo verdadero tenderemos a confundirlo con lo útil. Y esto, hacer de la utilidad la verdad, es la definición de la mentira” (Verdad y perspectiva, OyG)

domingo, marzo 18, 2007

Mezclando(me) a(con) Fito

Te pienso. Hoy te pienso. Y ronroneo entre las sabanas que huelen a mí. Y escucho música. Y te hablo, y te canto... (“...y si me quedo a oscuras, luz de la locura, ven y alúmbrame…”), ahora más fuerte… Y me levanto y bailo, y vuelvo a echarme en la cama, y a mirar los pañuelos de colores, y a pensarte, y a hablarte…que quiero mi espacio, que no sé vivir sin mis rincones, sin mis ausencias, sin mis tiempos y mis normales excentricidades, que conmigo los formalismos no van mucho, que quiero que la alegría y la risa estén siempre a mí lado, que no se vayan, ni después…y te canto… (“...déjame nacer, que me tengo que inventar…qué te voy a decir, si acabo de llegar…”).Y vuelvo a ronronear, y a mirarte en mi cabeza, y te sonrío, y te lloro una lágrima, pero sin perder la sonrisa, y te hablo…pero que me cuesta esperar, que soy impaciente, que la vida es muy corta y no sabemos nuestro destino…y te vuelvo a cantar… (“...la vida entera sólo dura un rato, y es lo que tengo para estar contigo…”).

Y que te vivo con calma y con ansia al mismo tiempo. Con desespero y con paciencia. Pero que te vivo y que no sé hacerlo de otra manera…(“...me equivocaría otra vez, quisiera haber querido lo que no he sabido querer. ¿Quieres bailar conmigo?...")

jueves, marzo 15, 2007

Volviendo...

Hoy hace sol. Yo lo he visto ahora. Aunque sé que ha hecho una mañana soleada. Me voy. Me salgo fuera, a la calle. Hoy necesito que mis ojos sólo miren, mis manos sólo acaricien, mis oidos sólo perciban el chasquido de las hojas de los árboles y algún gorjeo ligeramente adelantado. Que mis labios sólo sientan el viento acariciándolos y mi paladar el sabor a queso fundido helado con una pizca de arándonos y frutas del bosque. Sonreír por nada. Despertarme por dentro de nuevo, despacito, y soñar para afuera, un poquito después. Aceptar (me). No exigir (me). Y sentir (me), no pensar (me), que el corazón manda, y que cuando late más fuerte, o se achica, necesita un tiempo para volver a su estado normal…

martes, marzo 13, 2007

11 de marzo de 2007: "el tiempo y el desengaño"

El 25 de mayo de 2003 escribí para la ventana de Millás, bajo el epígrafe: “ganar y perder”, el siguiente texto dedicado a mi abuela (D.L.P.)

"Cada vez que iba a visitar a mis abuelos tenía la sensación de que en aquella salita de estar, llena de fotos y recuerdos, el tiempo no transcurría, pese a que llevaba más de veinte años visitándolos. Mi abuelo, con la salud bastante deteriorada, siempre en el sillón de la derecha, se había resignado, pese a su carácter rebelde, a alternar los ratos de lectura con el recuerdo de experiencias vividas que le traíamos a la cabeza todos los que íbamos a verlo. Mi abuela, fuerte como un roble, serena, de amplia sonrisa, siempre a su lado, en el otro sillón de la izquierda, había elegido pasar esos años de su vida leyendo oraciones y haciendo ganchillo sin descanso, convencida de que sólo así podría estar pendiente de cada uno de los gestos de su marido, de cada uno de sus movimientos, mirándolo por encima de las gafas, sin que él se diera cuenta, aparentemente, de que ella lo observaba… Fue así, bajo la mirada atenta de mi abuela, como mi abuelo murió hace tres meses.

Aprovechando que el mes de mayo mi abuela está en casa de mis padres y que ha sido su noventa y cuatro cumpleaños, he ido a verla este fin de semana. Le han comprado un sillón muy parecido al que tiene en su casa. La he visto contenta, con su sonrisa amplia. El sábado estuvo todo el día haciendo ganchillo, sin descanso, dice que quiere hacerle una colcha a mi hermana pequeña; pero durante el tiempo que yo he estado allí, no ha dejado ni un solo instante de mirar a mi padre, su hijo, por encima de las gafas, mientras mi padre leía, mientras se echaba una cabezada en el sillón después de comer… "


La madrugada del 10 al 11 de marzo su organismo dijo que estaba cansado de vivir.

Tú querías a la vida, y la vida también te quiso a ti. Prometo tomarte el relevo. Siempre en mí. Tu nieta.

miércoles, marzo 07, 2007

Entre mujeres de treinta y tantos (y sin que sirva de precedente)

Hoy estoy triste. Está bien que me pasara a mí, ya pasó. Volví a nacer. Y no es que no crea que tú no puedes hacerlo, renacer después, que sé que sí, que sin duda, pero primero tienes que caerte del todo, y quedarte ahí un tiempito, y eso….no, eso no lo quiero para ti, de ninguna manera, y menos ahora, no, eso duele, y mucho. Mira que odio las generalizaciones, pero, ¿qué le pasa a los tios cuando se aproximan los cuarenta? ¿Hay algún trastorno demostrado que yo desconozca?
- Chiqilla, Catalina por dónde te mueves?
- Pues ya ves, contando estrellas.
- Por eso que no te veía.
- Ya, tú miras siempre para la acera.
- Me gustan los carcos.
- Y a mi los planetas.

lunes, marzo 05, 2007

Me encanta...

Me encanta bailar sola en casa. Ponerme ropa cómoda, imprescindible camiseta corta que deje el ombligo al aire, y ponerme a bailar flamenco con toques árabes -que si no los trae la canción los incorporo yo, porque las mezclas siempre me gustaron-. Me encanta, en las mañanas soleadas de domingo de invierno, despertarme con sueño, levantar un poquito la persiana, y cuando el sol me acaricia la cara, volverme a dormir sin prisas. Me encanta pasear por las calles de mi ciudad escudriñándolo todo y, después de un rato largo, sentarme a descansar en un banco para observar a la gente que pasa a mi lado, o que tengo al alcance de la vista, imaginándome cuál será la historia que traen consigo, por su gesto, su manera de vestir, su sonrisa o su mirada. Me encanta la gente, y que la gente esté contenta y feliz. Me encantan las sonrisas espontáneas, los ojos despiertos, los abrazos sinceros entre amigos. Los besos, los besos apasionados, los dulces y silentes. Me encanta también el sexo sin vergüenza, algo descarado y fresco, natural, sin barreras, libre de miedos y rigideces. Me encanta, en verano, por las noches, sentarme en la hamaca de lona del patio, la que era de mi abuelo, y leer a la luz de una bombilla con el frescor de la madrugada que empieza a recorrerme los pies, mientras todos duermen. Me encanta estar con mis hermanas. Ver reír a mis padres. Que mis sobrinos me retiren el pelo de la cara, me miren fijamente y me digan guapa, al mismo tiempo que me dan besos. Me encanta la dulzura. Me encanta la ternura. Me encanta parar el coche en lo alto de una subida y mirar el paisaje mientras escucho a Bach o a Brahms, dependiendo del momento y del día. Me encanta disfrutar de una buena comida y una buena conversación con mis amigos, si puede ser a la luz de una vela. Me encanta ver el campus en primavera, lleno de grupos de alumnos tirados en el césped, y en algunos casos, morreándose. Me encantan las “posibilidades de ensanchamiento” que siento cada vez que subo a la colina de la Borgoña francesa. Me encanta ver atardecer en compañía. Me encanta aprender de todo y todos los que me rodean. Me encanta escribir y dejarme llevar mientras lo hago…creo que me encanta todo lo que signifique estar vivo, porque me encantan más cosas todavía...

jueves, marzo 01, 2007

Nada, nada de esto nada de esto fue un error...

“…TENGO UNA MALA NOTICIA, NO FUE DE CASUALIDAD
YO QUERÍA QUE NOS PASARA Y TÚ, Y TÚ, LO DEJASTE PASAR
NO QUIERO QUE ME PERDONES, Y NO ME PIDAS PERDÓN
NO ME NIEGUES QUE ME BUSCASTE,
NADA, NADA DE ESTO NADA DE ESTO FUE UN ERROR, NADA FUE UN ERROR… “

No me mientas, anda. No lo hagas. No me mires con deseo ni me sonrías con seducción. O hazlo sólo si me deseas y mucho, y me quieres seducir. Sólo, por favor. Juega con todo, y conmigo, pero no con eso de mí. Anda.

…Es que si me miras con deseo y me sonríes de esa manera, me voy a dejar llevar, porque a eso soy muy sensible. Y no hay problema en ese instante. En ese instante me muero por ti y si es necesario renazco para volver a morir. Pero luego, muy rápido, vienen otros instantes, y, yo, que soy muy crédula, me quedo con tu mirada y tu sonrisa en mí. Y eso no puede ser, porque tu mirada y tu sonrisa en mí, son como tu mirada y tu sonrisa en todas y en siempre. Y entonces, sufro. Me duele. Y no sé muy bien por qué sufro o por qué me duele, porque cada vez encuentro menos razones para creerme especial, o al menos más especial que otros, y por tanto anhelar una sonrisa y una mirada para mí. Pero lo deseo…, y entonces estaré hablando de ser distinta en lo especial, será eso…

No me mientas, anda. No lo hagas. No me mires con deseo ni me sonrías con seducción. O hazlo sólo si me deseas y mucho, y me quieres seducir. Sólo, por favor. Juega con todo y conmigo, pero no con eso de mí, anda.

Y es que sabes lo que pasa, es que creo en los gestos y en la naturalidad, y no acabo de creerme lo de la impostura (es que además soy ingenua). Y luego, sufro. Porque yo no miro con seducción si no quiero seducir, y no quiero seducir si no deseo, y como soy muy empática, y además me siento muy viva, necesito creer en las personas, confiar, y entender, porque para vivir un instante no es necesario, pero para prolongarlo y amarlo, y poder vivir otros después, si cabe con otras personas, un poco sí, ¿sabes?…No me mientas, anda. No lo hagas. Juega con todo y conmigo, pero no con eso de mí, anda.


“…LOS ERRORES NO SE ELIGEN, PARA BIEN O PARA MAL
NO FALLÉ CUANDO VINISTE Y TÚ, Y TÚ, NO QUISISTE FALLAR
APRENDÍ LA DIFERENCIA ENTRE EL JUEGO Y EL AZAR
QUIÉN TE MIRA Y QUIÉN SE ENTREGA,
NADA, NADA DE ESTO NADA DE ESTO FUE UN ERROR, NADA FUE UN ERROR…”
PANDE MUSICAL