…Porque el tiempo apremia y el día a día está lleno de voces que gritan

Miré sus pies descalzos. Sus ojos mirando hacia el frente, con decisión, con dulzura e inocencia. Su pelo rubio, liso, cayéndole por la espalda. El ombliguillo que la camiseta de algodón blanco dejaba entrever. Sus brazos arriba, sosteniendo el globo del mundo que apoyaba sobre su cabeza, tan brillante, tan distinto, tan semejantes, todos… Miré al mar, al cielo, tan azul, tan azules, ambos…y me reconcilié con las ganas y con la esperanza. Confío. Confiemos. Ocupémonos y no desesperemos.