Generación Z Segunda Parte (Generación ZZ)
Tiene veintitantos años; el presente vacío de esperanzas y el cuerpo lleno de borracheras. Va hacia ninguna parte y está de vuelta de todo...
(“Apreciado Francisco Javi: ¿Te gustaría tener un sitio entre los mejores? ¿Conseguir un buen empleo? ¿Recibir la mejor formación?...”)
Desde que cumplí los dieciocho años, la empresa CEAC y su director, Juan Menal, se han propuesto que yo estudie electrónica por correspondencia. Y hasta es posible que algún día me anime; pero no mientras que me siga llamando Francisco Javi. Se ve que ni siquiera mi nombre completo les cabe en su ordenador.
...El título universitario, enrollado en una gomilla podrida ya, amarillea en el altillo del ropero de su dormitorio. Es una cartulina cursi y odiosa, pero es la única prueba que tiene para demostrarle al mundo y a sí mismo que sirve para algo... o que alguna vez sirvió para algo. Es una especie de "carné de útil" "de que eres capaz de hacer cosas" (una carrera universitaria no es moco de pavo), de que "puedes aspirar a tener un puesto entre los mejores". Lo malo es que cuando ya te han dicho esto y te haces ilusiones, vas al INEM y te sacas el "carné de inútil", el "carné de parado", de "qué te habías creído tú, so imbécil"; el carné de "este mundo no es el tuyo, tú no cabes aquí" "Espera sentado; vuelvo en cinco minutos".
Y lo peor es que quizá tengan razón; es posible que se haya equivocado de mundo. Eso explicaría que la televisión le aburra tanto; que en los programas de radio que pretenden una audiencia juvenil sólo aparezcan presentadores babosos dirigiéndose a una panda de estúpidos. Eso explicaría que la política le parezca hipócrita, falsa. ¡Y los políticos¡... ¿A quién pretenden engañar?...
(“Estimado Francisco Javi: ¿Crees que tienes personalidad? Dicen que no. Dicen que ya ni tienes ilusiones. Que no te identificas con ningún movimiento y que nada te preocupa. Dicen que te lo han dado todo hecho y que no sabes luchar.”)
¡Oh, cielos¡ ¿Otra vez Juan Menal ? ¡Ah¡. No; esta vez es Pilar Gutiérrez, del INSTITUTO AMERICANO. Me manda una carta; quiere que estudie Corte y Confección, "para dar un paso adelante en tu vida"; me brinda la oportunidad de "convertirme en alguien muy diferente" y me manda un cordial saludo.
...Había oído hablar de la marginación de los negros , de los gitanos, de los homosexuales, de los extranjeros; pero, quién le iba a decir a él que iba a sentir en sus propias carnes esa palabra: MARGINACIÓN. ¿O es que vivir en un mundo que no te da una oportunidad no es estar marginado? ¿No es marginación vivir en un mundo que te trata como a un idiota? No ha resultado tan difícil sentirse marginado. La marginación es bien simple: es vivir en una sociedad que habla de ti en tercera persona...
(“Querido Francisco Javi: ¿Te gustaría hacerte un sitio entre los mejores?...”)
¡Oh, Dios mío¡ ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ‑Permítame decirle, Juan Menal; permítame decirle, Pilar Gutiérrez, que yo no quiero ser el mejor ni quiero convertirme en alguien muy diferente. No mando un cordial saludo porque no les conozco de nada; y por favor, no sigan insistiendo, que no voy a hacer el curso de Electrónica ni el de Corte y Confección. Déjame, Pilar Gutiérrez, "que yo no tengo la culpa de verte caer"... Y otra cosa: ¡¡Yo no me llamo Francisco Javi¡¡.
...Tiene veintitantos años; el presente vacío de esperanzas y el cuerpo lleno de borracheras. Tiene veintitantos años y parece que hubiera vivido ochenta. Va hacia ninguna parte y está de vuelta de todo. Tiene veintitantos años y no cabe en ninguna parte; y ya no se merece nada. Tiene veintitantos años y todos lo conocéis y no lo conoce nadie; y no es nadie y es cualquiera. Es una persona y es un monstruo... Como dice el amigo Diego Alpresa: "eres tú y soy yo y es cada uno de nosotros"
PD: Esto fue escrito hace diez años. Diez años después, el sábado pasado, me encontré a Juan Menal en la calle Torneo de Sevilla; insistió en ayudarme a aparcar y le di 50 céntimos, pidiéndole que no se los gastara en vino, que ya iba bien servido. A Pilar Gutiérrez la vi hace dos meses; actualmente es palmera del cuadro flamenco de “Carmen la del Quinqué” (no es muy conocido el grupo, y esa noche actuaban en una venta de mala muerte. Y a Pilar, no sé, pero me la imaginaba de mejor aspecto y menos enganchá). El título me sirvió para hacerle fotocopias compulsadas y presentarlas a varias selecciones de personal; ahora sigue en el altillo con otra gomilla (la otra se deshizo y los restos se quedaron pegados como si fueran parte de la cartulina). Cuando se escribió esto el que suscribe tenía 25 años. Hoy sigo sin querer ni buscar un puesto entre los mejores. A veces llego a lo más bajo y la mayor parte del tiempo disfruto de esta mediocridad consciente, corriente y moliente. Pero algunas tardes cuando está atardeciendo y una luz entre rosada y anaranjada me deja soñando en la cima de alguna colina cercana a mi pueblo vuelvo los ojos hacia el horizonte y una reflexión se me viene a mis pensamientos desde lo más profundo de mi interior: “debería haber hecho por lo menos el curso de electrónica”
(“Apreciado Francisco Javi: ¿Te gustaría tener un sitio entre los mejores? ¿Conseguir un buen empleo? ¿Recibir la mejor formación?...”)
Desde que cumplí los dieciocho años, la empresa CEAC y su director, Juan Menal, se han propuesto que yo estudie electrónica por correspondencia. Y hasta es posible que algún día me anime; pero no mientras que me siga llamando Francisco Javi. Se ve que ni siquiera mi nombre completo les cabe en su ordenador.
...El título universitario, enrollado en una gomilla podrida ya, amarillea en el altillo del ropero de su dormitorio. Es una cartulina cursi y odiosa, pero es la única prueba que tiene para demostrarle al mundo y a sí mismo que sirve para algo... o que alguna vez sirvió para algo. Es una especie de "carné de útil" "de que eres capaz de hacer cosas" (una carrera universitaria no es moco de pavo), de que "puedes aspirar a tener un puesto entre los mejores". Lo malo es que cuando ya te han dicho esto y te haces ilusiones, vas al INEM y te sacas el "carné de inútil", el "carné de parado", de "qué te habías creído tú, so imbécil"; el carné de "este mundo no es el tuyo, tú no cabes aquí" "Espera sentado; vuelvo en cinco minutos".
Y lo peor es que quizá tengan razón; es posible que se haya equivocado de mundo. Eso explicaría que la televisión le aburra tanto; que en los programas de radio que pretenden una audiencia juvenil sólo aparezcan presentadores babosos dirigiéndose a una panda de estúpidos. Eso explicaría que la política le parezca hipócrita, falsa. ¡Y los políticos¡... ¿A quién pretenden engañar?...
(“Estimado Francisco Javi: ¿Crees que tienes personalidad? Dicen que no. Dicen que ya ni tienes ilusiones. Que no te identificas con ningún movimiento y que nada te preocupa. Dicen que te lo han dado todo hecho y que no sabes luchar.”)
¡Oh, cielos¡ ¿Otra vez Juan Menal ? ¡Ah¡. No; esta vez es Pilar Gutiérrez, del INSTITUTO AMERICANO. Me manda una carta; quiere que estudie Corte y Confección, "para dar un paso adelante en tu vida"; me brinda la oportunidad de "convertirme en alguien muy diferente" y me manda un cordial saludo.
...Había oído hablar de la marginación de los negros , de los gitanos, de los homosexuales, de los extranjeros; pero, quién le iba a decir a él que iba a sentir en sus propias carnes esa palabra: MARGINACIÓN. ¿O es que vivir en un mundo que no te da una oportunidad no es estar marginado? ¿No es marginación vivir en un mundo que te trata como a un idiota? No ha resultado tan difícil sentirse marginado. La marginación es bien simple: es vivir en una sociedad que habla de ti en tercera persona...
(“Querido Francisco Javi: ¿Te gustaría hacerte un sitio entre los mejores?...”)
¡Oh, Dios mío¡ ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ‑Permítame decirle, Juan Menal; permítame decirle, Pilar Gutiérrez, que yo no quiero ser el mejor ni quiero convertirme en alguien muy diferente. No mando un cordial saludo porque no les conozco de nada; y por favor, no sigan insistiendo, que no voy a hacer el curso de Electrónica ni el de Corte y Confección. Déjame, Pilar Gutiérrez, "que yo no tengo la culpa de verte caer"... Y otra cosa: ¡¡Yo no me llamo Francisco Javi¡¡.
...Tiene veintitantos años; el presente vacío de esperanzas y el cuerpo lleno de borracheras. Tiene veintitantos años y parece que hubiera vivido ochenta. Va hacia ninguna parte y está de vuelta de todo. Tiene veintitantos años y no cabe en ninguna parte; y ya no se merece nada. Tiene veintitantos años y todos lo conocéis y no lo conoce nadie; y no es nadie y es cualquiera. Es una persona y es un monstruo... Como dice el amigo Diego Alpresa: "eres tú y soy yo y es cada uno de nosotros"
PD: Esto fue escrito hace diez años. Diez años después, el sábado pasado, me encontré a Juan Menal en la calle Torneo de Sevilla; insistió en ayudarme a aparcar y le di 50 céntimos, pidiéndole que no se los gastara en vino, que ya iba bien servido. A Pilar Gutiérrez la vi hace dos meses; actualmente es palmera del cuadro flamenco de “Carmen la del Quinqué” (no es muy conocido el grupo, y esa noche actuaban en una venta de mala muerte. Y a Pilar, no sé, pero me la imaginaba de mejor aspecto y menos enganchá). El título me sirvió para hacerle fotocopias compulsadas y presentarlas a varias selecciones de personal; ahora sigue en el altillo con otra gomilla (la otra se deshizo y los restos se quedaron pegados como si fueran parte de la cartulina). Cuando se escribió esto el que suscribe tenía 25 años. Hoy sigo sin querer ni buscar un puesto entre los mejores. A veces llego a lo más bajo y la mayor parte del tiempo disfruto de esta mediocridad consciente, corriente y moliente. Pero algunas tardes cuando está atardeciendo y una luz entre rosada y anaranjada me deja soñando en la cima de alguna colina cercana a mi pueblo vuelvo los ojos hacia el horizonte y una reflexión se me viene a mis pensamientos desde lo más profundo de mi interior: “debería haber hecho por lo menos el curso de electrónica”
2 no pudieron callarse:
...Yo todavía albergo la esperanza de hacer el de mecánica...
Por cierto, qué os dan en esas tierras donde el desorden y el caos a veces se me antoja que os transportan a las reflexiones más lúcidas?
Yo intenté el de piloto suicida y termina con el de acces.Eso sí,con la ceac.
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