La función del orgasmo
“La función del orgasmo” es el título de un ensayo de Wilhelm Reich, psicoanalista austriaco que nació en 1897 y murió en 1957. En esta obra analiza la importancia del orgasmo como liberador de la energía sexual y, en contrapartida, las consecuencias de una falta de orgasmo o de un orgasmo incapaz de liberar toda esa energía. Gran parte de las neurosis, adicciones y desórdenes psíquicos en general tienen su origen, según este muchacho, en esa “impotencia orgástica” o en esa energía mal liberada. Por contra, la “potencia orgástica” es la “capacidad de entregarse completamente a las contracciones involuntarias del orgasmo y la completa descarga de la excitación en la culminación del acto sexual”.
No quiero aburriros hablando de un tema que, por otra parte, desconozco (el psicoanálisis, el orgasmo sí lo conozco... creo), pero necesito contar esto. En el origen de la impotencia orgástica están los siglos y siglos de religiones, dictaduras, morales y éticas varias que incomprensiblemente reprimen la sexualidad como si fuera un regalo envenenado del diablo, siendo por el contrario algo tan natural en todas las especies animales y vegetales. Encierran la sexualidad en unos límites tan estrechos que nos convertimos en prisioneros de nuestras propias reglas estúpidas.
Miremos estos últimos casi veinte siglos y pensemos en los roles tan estereotipados del hombre y la mujer, en los que ésta última se ha llevado siempre la peor parte. Una mujer a la que se le ha negado el derecho a expresar su sexualidad plenamente, incluso en los estrictos límites del matrimonio, bajo pena de ser juzgada y condenada por los hipócritas tribunales de los visillos de todas las ventanas de la historia. Miremos a esa mujer a la que se le ha negado y se le sigue negando el derecho (fundamental) a masturbarse, o por lo menos a contarlo; y mira ahora a estas alturas a las jovencitas estudiando en vísperas de exámenes, con la regla provocando un terremoto interno, sin salir de casa y encima sin poderse desfogar, como seguramente harán sus compañeros invadidos de granos.
Pero pienso también en el hombre; el “rey de la selva” ha sido tan gilipollas que se ha creado sus propias reglas. Y se ha inventado un supermachoman que nunca ha sido ni nunca será, y una moral que no se la cree ni él. Y de la enorme grieta entre lo que le gustaría ser y lo que es en realidad surge un hombre acomplejado, escondiendo su “bola de inmundicia” o pretendiendo ahogarla a base de vino, vicios, trabajo, lupanares o palizas e insultos a su mujer en particular y a la mujer en general. Cada día se va descubriendo que en el fondo de los grandes criminales, genocidas, dictadores e hijos de puta de la historia hay un problema de impotencia, una homosexualidad reprimida, una churra chica o una “moral” grande.
Sinceramente no pienso yo que todos seamos bisexuales, pero creo que el acceso a la cultura nos hace darnos cuenta de que los límites entre el hombre y la mujer, lo masculino y lo femenino no son tan maniqueos; que la sexualidad no se reduce a una caricia de cumplido y a un metesaca de corrido; que el sexo es mucho más amplio que la simple genitalidad y mucho más variado de lo que nos gustaría.
Y cuando me encuentro a gente que odia, que se alegra de la desgracia ajena, que habla mal de los demás, que envidia, que pisotea a los demás ambicionando un becerro de oro del que cagó el moro, pienso que en el fondo todavía la gente sigue sin haber follar bien, sin haberse encontrado a si mismo ni haber descubierto su sexualidad.
Y cuando miro para la calle y veo rumores perversos, mujeres maltratadas, opas hostiles, subidas de tensión, bajadas de valores, matrimonios sin sentido, hombres sin rumbo, mujeres sin ganas, sexo con miedo, gente sin escrúpulos, cada vez estoy más convencido de que en esta vida quiero estar siempre rodeado de gente que cuando sale a la calle sale con los músculos de la cara relajados, recien peinada... y bien follada.
No quiero aburriros hablando de un tema que, por otra parte, desconozco (el psicoanálisis, el orgasmo sí lo conozco... creo), pero necesito contar esto. En el origen de la impotencia orgástica están los siglos y siglos de religiones, dictaduras, morales y éticas varias que incomprensiblemente reprimen la sexualidad como si fuera un regalo envenenado del diablo, siendo por el contrario algo tan natural en todas las especies animales y vegetales. Encierran la sexualidad en unos límites tan estrechos que nos convertimos en prisioneros de nuestras propias reglas estúpidas.
Miremos estos últimos casi veinte siglos y pensemos en los roles tan estereotipados del hombre y la mujer, en los que ésta última se ha llevado siempre la peor parte. Una mujer a la que se le ha negado el derecho a expresar su sexualidad plenamente, incluso en los estrictos límites del matrimonio, bajo pena de ser juzgada y condenada por los hipócritas tribunales de los visillos de todas las ventanas de la historia. Miremos a esa mujer a la que se le ha negado y se le sigue negando el derecho (fundamental) a masturbarse, o por lo menos a contarlo; y mira ahora a estas alturas a las jovencitas estudiando en vísperas de exámenes, con la regla provocando un terremoto interno, sin salir de casa y encima sin poderse desfogar, como seguramente harán sus compañeros invadidos de granos.
Pero pienso también en el hombre; el “rey de la selva” ha sido tan gilipollas que se ha creado sus propias reglas. Y se ha inventado un supermachoman que nunca ha sido ni nunca será, y una moral que no se la cree ni él. Y de la enorme grieta entre lo que le gustaría ser y lo que es en realidad surge un hombre acomplejado, escondiendo su “bola de inmundicia” o pretendiendo ahogarla a base de vino, vicios, trabajo, lupanares o palizas e insultos a su mujer en particular y a la mujer en general. Cada día se va descubriendo que en el fondo de los grandes criminales, genocidas, dictadores e hijos de puta de la historia hay un problema de impotencia, una homosexualidad reprimida, una churra chica o una “moral” grande.
Sinceramente no pienso yo que todos seamos bisexuales, pero creo que el acceso a la cultura nos hace darnos cuenta de que los límites entre el hombre y la mujer, lo masculino y lo femenino no son tan maniqueos; que la sexualidad no se reduce a una caricia de cumplido y a un metesaca de corrido; que el sexo es mucho más amplio que la simple genitalidad y mucho más variado de lo que nos gustaría.
Y cuando me encuentro a gente que odia, que se alegra de la desgracia ajena, que habla mal de los demás, que envidia, que pisotea a los demás ambicionando un becerro de oro del que cagó el moro, pienso que en el fondo todavía la gente sigue sin haber follar bien, sin haberse encontrado a si mismo ni haber descubierto su sexualidad.
Y cuando miro para la calle y veo rumores perversos, mujeres maltratadas, opas hostiles, subidas de tensión, bajadas de valores, matrimonios sin sentido, hombres sin rumbo, mujeres sin ganas, sexo con miedo, gente sin escrúpulos, cada vez estoy más convencido de que en esta vida quiero estar siempre rodeado de gente que cuando sale a la calle sale con los músculos de la cara relajados, recien peinada... y bien follada.
5 no pudieron callarse:
Quien formara parte de ese grupo...
Cuanta razon tienes hijo.Fjaviervidal,si por mi fuera me quitaba
este sinviví que tengo hoy en el cuerpo y hacía un mundo más bonito.Y
mira tu por donde,la otra noche soñaba con mi mejor amiga,aishhh si es
que bisexuales no,pero en un acto de calóh!!!
...Yo siempre lo he creído. Así, tal cual lo has dicho. Represiones, prejuicios, limitaciones....Fíjate lo que escribía Oscar Wilde en "The profundis"...Sexo, sexo sano, es lo mejor para todo, y para todos.
MEJOR PONGASE A ESTUDIAR PSICOANALISIS MIJO JAJAJA Y NO ANDE DICIENDO COSAS JAJAJA LUEGO PORQUE LE S JALAN LAS PATAS LOSM UERTOS
tenés razón si el mundo se olvidara del tabú del sexo otro gallo cantaría, podríamos voltear y decirle a la vecina, como amaneciste? ¡se vé que pancho no te cogió, querés que te haga un viejo metesaca, anda querida no quiero que te veas triste! y ella diría si pobrecito trabaja mucho , dame garrote, para cuando regrese me vea alegre y poder convencerlo de un buen garrotazo- le diría yo, si vecinita ya ves que me gusta hacer el bien y que mi vecindario esté contento, sirve que ya no pelean y me dejan dormir.
Asi habría personas cogelonas como yo, que nos la pasariamos repartiendo felicidad.
¡ingen a su caones!
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