Tardes de deliciosa quietud
...Me detengo a ratos, levanto la cabeza, miro al ordenador, sonrío…miro por la ventana, por las rendijas entreabiertas de la persiana que mantengo bajada para no distraerme demasiado, para conseguir esa especie de “semiatención” o de atención despreocupada que tanto me embriaga …observo los libros de la estantería antigüa, los clasificadores de colores que encontré en abril debajo de aquella caja del supermercado, y vuelvo a sonreír. Me encanta estar rodeada de libros, de notas, y leer de aquí y de allá, releer anécdotas, biografías, frases, poemas…como aquel día, aquella tarde de deliciosa quietud, en la que, como hoy, en otro lugar real que sé distinto, pero igual caprichosamente imaginado, decidí hacer la maleta y aventurarme…
1 no pudieron callarse:
...Es maravilloso saber que te sientes feliz. Te quiero
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