pandemonium invierno Pandemonium: abril 2007

viernes, abril 27, 2007

Hay amores que no agota la vida…

Caminando entre charcos pensé que tú serías de esos… Hoy ya no lo sé. Hoy no sé por qué estás en mi cabeza. Por qué te quedaste. Porque realmente no consigo establecer muchas diferencias. Casi todos tienen algo y ninguno, me digo ahora. Eso es lo que te pasaría a ti conmigo entonces. Aunque no tengo certeza ¿Certeza? Certeza no tengo de casi nada. Pero lo que podía pasarte, claro. Porque puede pasar. Lo difícil es lo otro. Que perdures. Con el ritmo vertiginoso que tiene la vida y con la de personas del sexo opuesto con las que nos relacionamos. No nos conocimos en el momento adecuado. A veces las personas están juntas porque se conocieron en el momento en que debían conocerse. En otros momentos o tiempos, nada hubiera sido igual. Pero no puede ser todo tan arbitrario. O sí. No lo sé tampoco. Sí que yo debo conservar mi idealismo. Si no me volveré de mirada triste y de sonrisa sin sentido, y de forma continua. Y no quiero. Hay amores que no agota la vida, ¿sabes? Hay amores que simplemente se truncan de forma absurda. Pero los hay. Qué complicados somos a veces en nuestras relaciones con los otros. Y lo peor, cómo lo vestimos de ser partidarios de relaciones fáciles y de pensar lo necesario. Sólo por no ser capaces de afrontar nuestras dudas o por aferrarnos a lo que creemos es seguro. Yo muchas veces dudo, y me asusta el compromiso, la renuncia al elegir... Pero, hay amores que no agota la vida, por mucho que nos empeñemos…

“…Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti. Ojalá que la tierra no te bese los pasos...
...Ojalá se te acabe la mirada constante,la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
...Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones…”

sábado, abril 21, 2007

Pequeños placeres

Recuerdo haberle leído en cierta ocasión a Muñoz Molina que entre tantos regalos que exigen y reciben los niños hoy, quizá les falte el que más necesitarían, “el del ejemplo y el aprendizaje del sosiego, de la atenta paciencia”. Siempre se me quedó aquello, no ya porque observase a los niños que tuviese en mi entorno más inmediato y confirmase que era demasiadas veces así, sino porque todo se aprende…Y lo que se aprende despacio, muy despacio, a lo largo de toda la vida, es lo que más se disfruta.

…Qué sonrisa la mía cuando he visto lo bien que me ha quedado esta noche el pastel de calabaza. Laminado, horneado ni mucho ni poco, con la textura adecuada y las proporciones bien calculadas…mmmm…increíble, mamá.

P.D. Por cierto, quizás vuelva a ser el momento de releer “El pianista del gueto de Varsovia”, un libro conmovedor y cercano, cuidadosamente escrito y traducido con más mimo, que descubrí en la primavera de hace unos años entre otras páginas de este mismo autor.

jueves, abril 19, 2007

No escribo porque estoy ñoño






Y creces, asomandote a tu silla verde como a un pequeño balconcito del mundo y cuando miras me miras dentro y en cada sonrisa me trastocas la vida.

viernes, abril 13, 2007

Una mañana de domingo de primavera en la que los pensamientos y las emociones brotan de dentro como un volcán en erupción...(II)

Me he dado más cuenta de lo importante que es la paciencia y la espera para con el otro. Y de que hay que evitar las susceptibilidades. Que en el fondo no nos juzga nadie, sino nosotros mismos.

Me he dado más cuenta de que todos nos equivocamos y podemos en un momento determinado no saber qué hacer para que una relación funcione. Pero que la posibilidad de comenzar una relación no puede depender tanto del equivocarnos o no, que todo tiene que ser más sencillo, que el amor, en particular o en general, tiene que ser más sencillo. Y que cuando lo haya de veras, todo se vuelve más fácil y se crea un ambiente propicio al diálogo.

Me he dado más cuenta de otro matiz de la confianza. Que no sólo en la vida, sino con las personas, especialmente con las personas, la confianza se construye, no se produce por generación espontánea. Y que puesto que es construida, también puede sufrir ataques que la dejen herida e incluso destruirse. Que cada uno debe seguir su propio camino de confianza. Que con muchas personas no encajamos, pero que con otras muchas sí podemos compartir y construir esa confianza.

Una mañana de domingo de primavera en que los pensamientos y las emociones brotan de dentro como un volcán en erupción...(I)

Me he dado cuenta de que hay veces en la vida que es necesario preparar “sorpresas”, porque así conseguimos hacer únicos determinados momentos, que de otra manera no trascenderían por su extrema cotidianeidad.

Me he dado cuenta de que cuando sentimos la necesidad de despedirnos de alguien o de algún lugar, debemos respirar hondo y hacerlo, a ser posible solos.

Me he dado cuenta de que cada persona puede estar intentando acercarse a nosotros de la mejor manera que sabe. Y porque a veces uno no perciba ese acercamiento o incluso ese intento de acercamiento, no significa que el otro no lo esté intentando. Que cada uno tenemos nuestras maneras y nuestros ritmos.

Me he dado cuenta que hay que empezar cuantas veces sea necesario: No una o dos o cinco. Cuantas veces sea necesario. Que vale cansarse y parar, pero que siempre hay que volver a retomar el camino.

Me doy cuenta cada vez más de que por muy distintos que seamos, todos bebemos de una misma fuente.

jueves, abril 12, 2007

Maquina de hacer fotografías.

Desde el momento que aterricé te estuve buscando
Estuve buscando tu ojo detrás de tu máquina de hacer fotografías
Los demás me iban hablando de lo maravilloso del paisaje
de lo anecdótico de cada uno de aquellos detalles,
y yo detrás de mis gafas de camuflaje te fui buscando.
Te fui buscando desde el primer al último momento,
en cada instante, y atisbé recuerdos del sonido,
del 'click' de tu máquina de hacer fotografías.
Te busqué porque fuiste el único capaz de sacarme como era
o quizás como a mi me hubiera gustado ser,
(nunca supe muy bien donde estaba la frontera).
Te busqué en el ayer, te busqué en el hoy y en el mañana te busqué,
pero no hubo nadie que me diera más que vanas esperanzas de ti,
sin yo preguntar, ni hacer gestos de encontrarte.
Y ahora que nadie nos escucha te diré
que te eché de menos
que te eché mucho de menos.
Eché de menos tu sombra
detrás de cada uno de los muros por los que pasé
detrás de los arbustos, de las terrazas, y de los cafés;
te eché de menos, te echo de menos y te echaré.
PANDE MUSICAL