LAS RATAS

Las clases de Lengua de 1º de B.U.P. solían ser diferentes. Siempre que acabábamos el libro mensual que nos tocaba leer, Chema nos introducía en un pequeño debate sobre el mismo que terminaba con una especie de conclusión suya. Pero, claro, nunca antes de aquel viernes, había puesto ese gesto tan extraño y nos había hablado tan lentamente para soltar una frase casi incomprensible para todos: "las tragedias en la vida del hombre se suceden de una manera sencilla, sin melodramas, sin aspavientos…"¿Qué significaba esto? ¿Nos quería decir que había sacado esta conclusión para justificar que un hombre, el ratero, matara a otras personas por defender a las que él consideraba "sus ratas", sin causar el más mínimo revuelo en todo un pueblo, sólo porque la historia la contase Delibes? Increíble.
Me costó todo el segundo semestre volver a creer en algo de lo que nos mandaba leer Chema. Más semestres en entender que Delibes no tenía enchufe con mi profesor de Lengua. Y años en admitir que es así, con una rebelión callada, como generalmente se suceden las tragedias en la vida.
Hoy me pregunto si no empleé demasiado tiempo en comprender al pueblo del ratero, a Delibes y a mi profesor de Lengua. Quizá no importaba tanto darme cuenta de cómo eran las cosas, sino de cómo quería yo que pudieran llegar a ser. Al fin y al cabo, para mí, las ratas siempre fueron unos simples animales de cloaca.

E. Murillo