Concha
…A Concha le encantaba hablar de “amores”, como ella decía. Entraba en mi despacho, preguntaba (sólo por preguntar) si estaba ocupada, y rápidamente se acomodaba en la silla azul, de respaldo reclinable, que había junto a mi mesa. “Es que los hombres de hoy ya no son caballeros…ni nada”, decía. “Sí, son como muy despegados, poco cariñosos, poco atentos, y, sobre todo, no hay quien los entienda. Que no, que no, que yo a mi edad, no estoy dispuesta ya a aguantar a nadie. Cuando eres más jovencita, pues…vale, pero a estas alturas, ni hablar…porque, ¿qué es eso de enamorarse de alguien? ..que te guste su físico, su presencia, su manera de estar…yo he tenido muchos pretendientes, y… ba, bobadas, al final son todos iguales…Y, por cierto, ¿qué tipo de hombres te gustan a ti?"...Yo, la miraba, le sonreía, y siempre le decía: no sé, Concha, yo no tengo tipo, a mí hay tíos que me gustan, y otros que no me gustan. Y, sólo puedo decirte que de los que me gustan, sólo raramente me he enamorado y no tengo ni la más remota idea de por qué…En ese momento, ella se incorporaba y me decía: “ay, raramente, raramente…y, ¿cuántos de ti, mi niña?"...y entonces yo le contestaba: pues igual de raramente Concha, y, claro, necesariamente en los mismos casos. Y entonces ella me miraba con cara de perplejidad, se ponía de pie, abría la puerta, y antes de irse decía…"pues a ti tampoco te entiendo, que lo sepas" , y desaparecía durante unos días…
2 no pudieron callarse:
La dejabas con las patas colgando,si es que hija,lo que es simple...simple..no eres eh...
jajaj...no sé, gayabuc...pero a algunos, amigo Tanis, os remito al post "divagando" de octubre de 04...lo que es simple, simple, no eres...meridiana, soy!
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